¿Es sano envolver al bebé en una manta?

Publicado el 30 de may. de 2014

Madrid, 30 may (efesalud.com). El doctor Jose Casas Rivero, del Hospital Universitario La Paz, vídeobloguea acerca de una costumbre ancestral que se está poniendo de moda en la cultura familiar de occidente: «Envolver al bebé en una manta con las manos y pies estiraditos para que duerman plácidamente, un hábito que no está exento de riesgos a partir de los dos meses de vida».

El pediatra afirma que «con esta técnica se ha demostrado que sufren menos cólicos del lactante y que se despiertan súbitamente en menos ocasiones, sobresaltados como si tuvieran una sacudida espontánea; pero hacia la octava semana después de su nacimiento -apunta- los niños mejoran su capacidad motora, pueden darse la vuelta y asfixiarse al quedarse boca abajo sin poder defenderse con el movimiento liberador de su cuerpo y, sobre todo, de sus extremidades».

Además, el bebé se puede «recalentar», otro factor de riesgo en la muerte súbita.

También facilitaría la aparición de la displasia de cadera. «Al tener las piernas en posición rectilínea, la cabeza del fémur y la cavidad de la pelvis no encajan de forma correcta, afectando a la formación del acetábulo».

Por estos motivos, recubrir al bebé sin dejar la capacidad de movimiento, más allá de los dos meses, «va en contra de los consejos pediátricos para facilitar un sueño seguro», concluye el doctor José Casas Rivero.

TRASTORNOS DE LA CONDUCTA ALIMENTARIA

¿Qué son los trastornos de la conducta alimentaria y por qué aparecen?

Los trastornos de la conducta alimentaria es una enfermedad que se caracteriza fundamentalmente por un miedo muy intenso a ganar peso o a estar gorda y que se comportan los pacientes con unas características especiales, restringiendo comida con el objetivo de perder peso para sentirse mejor. No sabemos exactamente por qué aparecen, pero sí sabemos que hay factores predisponentes como el inicio de una dieta o la edad adolescente. Hay un pico alrededor de los 12 o 14 años y otro pico alrededor de los 19 o 20, que es donde vemos los mayores acúmulos de casos aunque pueden aparecer en cualquier momento de la vida, incluso en pacientes muy pequeños de 8 o 10 años, o en personas adultas, incluso ancianas.