La aparente anarquía de la menstruación adolescente

Madrid, 07 ene (efesalud.com). El doctor José Casas Rivero, responsable de la Unidad de la Adolescencia del Hospital Universitario La Paz, pone el foco de este vídeoblog en otra de las alteraciones del ciclo menstrual después de la menarquia, justo al comienzo de la edad ginecológica: la hemorragia disfuncional, cuando «la anarquía» parece revolucionar este periodo juvenil.

El ciclo menstrual, que está controlado por la hipófisis -glándula endocrina que segrega hormonas-, está normalizado en 28 o 30 días, periodo que va desde el primer día de una regla al primero de la regla siguiente, y suele durar cuatro o cinco días. Durante este periodo el cuerpo de la mujer se prepara para el embarazo.

Las hormonas «comunican» al ovario que debe producir estrógenos -proliferación celular- y progesterona -preparación del endometrio para la implantación del óvulo fecundado-. Si no se produce el embarazo, el endometrio se descama -sangrado- y comienza de nuevo el ciclo menstrual.

De manera frecuente, las adolescentes sufren desajustes, sobre todo durante el primer año de la regla: «Hay veces que le viene de forma muy seguida y en otras tiene faltas; en ocasiones mancha mucho y en cambio apenas lo parece en algunas», menciona José Casas.

¿Y por qué?… «Muchos ciclos menstruales a estas edades no son ovulatorios: El eje hipotálamo-hipofisario ovárico está inmaduro. Los estrógenos actúan sobre el útero sin tener el control de la progesterona. El endometrio crece sin regulación. Sangra de manera anárquica», dice el doctor.

Lo habitual es que la maduración se efectúe en los siguientes meses después de la primera regla y los ciclos se hagan regulares.

«Las hemorragias persistentes apuntan a problemas importantes de base, como alteraciones de la coagulación, tumores, quistes ováricos o patologías como el lupus -enfermedad de la piel o las mucosas-«, indica el pediatra.

El tratamiento de esta disfunción a nivel primario es «muy fácil» en adolescentes completamente sanas.

Los médicos especialistas, como José Casas Rivero, recetan anticonceptivos orales, «francamente seguros y con escasos efectos secundarios». Se toman de forma cíclica para regular la regla de forma predecible y también para reducir la cantidad de sangre y el número de días de hemorragia.

San Valentín adolescente

Madrid, 10 feb (efesalud.com). El especialista en adolescencia, José Casas Rivero, pediatra del Hospital Universitario La Paz, vídeobloguea sobre la actitud de los adultos frente al primer amor de sus hijos adolescentes, una relación de pareja «innegable» que no conviene impedir o desprestigiar para que no se convierta en el único objetivo de su día a día.

«Se nos pone una sonrisa bobalicona cuando recordamos nuestro primer amor… cuando nos descubríamos pensando solo en ella o pintando corazoncitos en los cuadernos o escribiendo su nombre floreado en los libros o nos asombraban las mariposas que revoloteaban en nuestro pecho o nos angustiaba el nudo que nos apretaba en el estómago», evoca José Casas.

«Pero cuando vemos a nuestro hijo o hija adolescente enamorado -continúa-, seguramente se nos coagula la sonrisa de forma instantánea. Es natural que nos preocupemos y queramos proteger a nuestro retoños ante cualquier frustración que les cause dolor, cuando no de los riesgos que entrañan las relaciones de pareja».

Los adultos deben aceptar que los adolescentes se enamoran. Que es algo normal, incluso imprescindible, para su desarrollo psicológico.

«Según van creciendo, se interesan por otras personas. Y en algún momento dado puede surgir el primer amor. Es más, es conveniente en la evolución de cualquier persona para poder llegar a ser un adulto maduro y saludable, integrándose en la sociedad moderna de una forma completa», dice el doctor Casas.

«El amor adolescente es real y existe -añade-. Está ahí y posiblemente sea uno de los sentimientos más intensos que se pueda llegar a tener en cualquier otra relación a lo largo de la vida. Siempre recordaremos nuestro primer amor».

Si el adulto entorpece o prohíbe este tipo de relación de pareja, el adolescente puede convertirla en un idilio absolutamente prioritario.

«Simplemente lo transfiguramos en un asunto más interesante para ellos. No podemos dar opiniones que no se nos han pedido. Si las damos de esta forma o indicamos que su amor no es el más adecuado, el efecto puede ser contraproducente. El adolescente hará méritos para que su relación funcione a las mil maravillas», señala.

«Aceptar la relación nos permitirá hablar con nuestros hijos de diferentes temas relacionados con el amor y el sexo -asegura- y establecer límites coherentes que puedan ayudarles a ir desarrollando una relación de forma satisfactoria y coherente».

Pero la comprensión y el cariño hacia nuestros hijos no nos pueden llevar a bajar la guardia.

«Tenemos que estar ojo avizor para que esta relación esté basada en el mutuo respeto, aunque su comportamiento estará determinado, como siempre, por el ejemplo que observan a diario en su casa. Si las relaciones familiares son de cariño, tenderán a esperar eso mismo de su primera relación o de sus relaciones amorosas futuras», advierte.

Para finalizar, el responsable de la Unidad de Adolescencia del Hospital La Paz, el doctor José Casas Rivero, «nos ofrece una rosa roja para que celebremos un feliz San Valentín al lado de nuestros hijos adolescentes y disfrutemos de su primer amor».

San Valentín adolescente

Publicado el 10 de feb. de 2015 Madrid, 10 feb (efesalud.com). El especialista en adolescencia, José Casas Rivero, pediatra del Hospital Universitario La Paz, vídeobloguea sobre la actitud de los adultos frente al primer amor de sus hijos adolescentes, una relación de pareja «innegable» que no conviene impedir o desprestigiar para que no se convierta […]

La aparente anarquía de la menstruación adolescente

Publicado el 7 de ene. de 2015

Madrid, 07 ene (efesalud.com). El doctor José Casas Rivero, responsable de la Unidad de la Adolescencia del Hospital Universitario La Paz, pone el foco de este vídeoblog en otra de las alteraciones del ciclo menstrual después de la menarquia, justo al comienzo de la edad ginecológica: la hemorragia disfuncional, cuando «la anarquía» parece revolucionar este periodo juvenil.

El ciclo menstrual, que está controlado por la hipófisis -glándula endocrina que segrega hormonas-, está normalizado en 28 o 30 días, periodo que va desde el primer día de una regla al primero de la regla siguiente, y suele durar cuatro o cinco días. Durante este periodo el cuerpo de la mujer se prepara para el embarazo.
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TDAH EN ADOLESCENTES

El TDAH (trastorno por déficit de atención con hiperactividad) es un trastorno que afecta entre un 5 y un 10% de la población infanto-juvenil y representa entre el 20 y el 40% de las consultas en los servicios de psiquiatría para menores.

 

Si un paciente hiperactivo necesita tratamiento, cuanto antes lo reciba, mejor será su evolución. Los chicos bien tratados desde la infancia llegan a la adolescencia con comportamientos y desarrollos similares al resto de adolescentes. En cambio, en los no tratados, se multiplica por cinco la posibilidad de meterse en problemas, de abusar de las drogas, del alcohol, fracaso escolar, peleas….

Por este motivo, los pacientes con TDAH sin diagnóstico llegan muchas veces en la adolescencia con complicaciones añadidas, como abuso de tóxicos, fracaso escolar o problemas en la convivencia familiar. Todos estos síntomas suelen dificultar el diagnóstico de esta patología.

Muy a menudo, el adolescente con TDAH va de fracaso en fracaso y tienen la dificultad añadida de que la mayoría de los médicos no se suelen sentir cómodos con este tipo de pacientes, y específicamente de esta edad. Suelen ser difíciles de manejar y la mayoría de profesionales carecen de la formación necesaria para poder calmar sus miedos, ansiedades o afrontar su rechazo a dejarse ayudar por el médico.

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¿Hablamos de la dismenorrea juvenil?

Publicado el 5 de dic. de 2014

Madrid, 05 dic (efesalud.com). El doctor José Casas Rivero, responsable de la Unidad de Adolescencia del Hospital La Paz, nos habla en este vídeoblog de la dismenorrea primaria, una irregularidad frecuente de la menstruación que aparece meses después de la menarquia -primera regla- y que ocasiona, además de dolores físicos intensos, cambios en el estado anímico de las adolescentes.

La dismenorrea primaria se debe a un aumento de los niveles de prostaglandina, responsable de la contracción de la musculatura lisa del útero y del desprendimiento del endometrio, la regla, hasta dar fin al sangrado mensual.

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La angustia adolescente por las espinillas

Publicado el 30 de sept. de 2014

Madrid, 30 sep (efesalud.com). El doctor José Casas Rivero, especialista de La Paz en adolescencia, se dirige de forma especial a este grupo de jóvenes para recomendarles, si así lo desean, que eliminen los granos de su cara o acné, «una enfermedad pasajera de la piel que cambia la propia percepción del rostro hasta el punto de que se convierte en una obsesión».

Los adolescentes acuden a la consulta del médico, con mucha frecuencia llevados por sus padres, debido a multitud de problemas, como los trastornos de la alimentación (anorexia o bulimia); las crisis de rebeldía o problemas de identidad; por un déficit de atención en el colegio; por hiperactividad; o a causa de los trastornos que ocasionan las drogas y el alcohol.
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¿Los padres resisten la prueba de los ‘treses’?

Publicado el 22 de ago. de 2014

Madrid, 22 ago (efesalud.com). El doctor José Casas Rivero, nos recibe en su consulta pediátrica del Hospital Universitario La Paz para hablarnos del cólico del lactante: «Un llanto inconsolable del bebé de origen desconocido, acompañado de manoteos enérgicos al aire, que aflige a los padres de tal manera que los fuerza a acudir al médico con urgencia».

Para el Dr. Casas «no hay mamá o papá alguno que sea capaz de aguantar a su bebé llorando tres horas al día, tres días a la semana, durante al menos tres semanas, para que se cumplan los criterios diagnósticos necesarios y puedan pedir una consulta a su pediatra», afirma.

La definición de cólico del lactante data de los años 50 y se basa en la regla de estos tres treses, aunque la terminología científica está cambiando de nombre y se ha propuesto que se denomine «llanto excesivo primario», trastorno típico de los primeros meses de vida y «uno de los motivos de consulta más frecuente en la consulta pediátrica», dice.

Pero los médicos desconocen con exactitud cuáles son las causas del cólico del lactante y «desgraciadamente no se disponen de herramientas eficaces para aliviar al bebé», reconoce José Casas, quien apunta algunos remedios.

«La simeticona -agente antiflatulento que se utiliza para las molestias abdominales ocasionadas por exceso de gases- parece que tiene cierta utilidad; las infusiones o los anises de la abuela, los de toda la vida; los masajes abdominales; e incluso la prevención de las alergias a la leche de vaca con la toma de leches hidrolizadas o leches especiales».

Estos recursos, posiblemente son útiles en el tratamiento de aquellos bebés que tienen ciertas intolerancias digestivas, pero no en todos ellos.

«La investigación está dando ciertas esperanzas -reflexiona-. Parece que estos niños tienen una flora bacteriana intestinal que es distinta a los bebés asintomáticos. La utilización de alimentos probióticos -microorganismos vivos añadidos que permanencen activos en el intestino- normalizan esta flora y ofrecen cierta esperanza en calmar este tipo de llanto inconsolable», apunta.

Para el pediatra José Casas Rivero, «la utilización juiciosa de las pocas cosas de las que disponemos: los anises, los masajes, el cambio de leche, los probióticos según las investigaciones recientes, y sobre todo ser conscientes de que es una situación transitoria, que al cabo de unos meses va a desaparecer, ayudará a que los padres puedan estar más tranquilos y consolar a su hijo».

Intolerancia a las proteínas de la leche de vaca: http://goo.gl/hjl8Th

¿Es sano envolver al bebé en una manta?

Publicado el 30 de may. de 2014

Madrid, 30 may (efesalud.com). El doctor Jose Casas Rivero, del Hospital Universitario La Paz, vídeobloguea acerca de una costumbre ancestral que se está poniendo de moda en la cultura familiar de occidente: «Envolver al bebé en una manta con las manos y pies estiraditos para que duerman plácidamente, un hábito que no está exento de riesgos a partir de los dos meses de vida».

El pediatra afirma que «con esta técnica se ha demostrado que sufren menos cólicos del lactante y que se despiertan súbitamente en menos ocasiones, sobresaltados como si tuvieran una sacudida espontánea; pero hacia la octava semana después de su nacimiento -apunta- los niños mejoran su capacidad motora, pueden darse la vuelta y asfixiarse al quedarse boca abajo sin poder defenderse con el movimiento liberador de su cuerpo y, sobre todo, de sus extremidades».

Además, el bebé se puede «recalentar», otro factor de riesgo en la muerte súbita.

También facilitaría la aparición de la displasia de cadera. «Al tener las piernas en posición rectilínea, la cabeza del fémur y la cavidad de la pelvis no encajan de forma correcta, afectando a la formación del acetábulo».

Por estos motivos, recubrir al bebé sin dejar la capacidad de movimiento, más allá de los dos meses, «va en contra de los consejos pediátricos para facilitar un sueño seguro», concluye el doctor José Casas Rivero.

TRASTORNOS DE LA CONDUCTA ALIMENTARIA

¿Qué son los trastornos de la conducta alimentaria y por qué aparecen?

Los trastornos de la conducta alimentaria es una enfermedad que se caracteriza fundamentalmente por un miedo muy intenso a ganar peso o a estar gorda y que se comportan los pacientes con unas características especiales, restringiendo comida con el objetivo de perder peso para sentirse mejor. No sabemos exactamente por qué aparecen, pero sí sabemos que hay factores predisponentes como el inicio de una dieta o la edad adolescente. Hay un pico alrededor de los 12 o 14 años y otro pico alrededor de los 19 o 20, que es donde vemos los mayores acúmulos de casos aunque pueden aparecer en cualquier momento de la vida, incluso en pacientes muy pequeños de 8 o 10 años, o en personas adultas, incluso ancianas.