TDAH EN ADOLESCENTES

El TDAH (trastorno por déficit de atención con hiperactividad) es un trastorno que afecta entre un 5 y un 10% de la población infanto-juvenil y representa entre el 20 y el 40% de las consultas en los servicios de psiquiatría para menores.

 

Si un paciente hiperactivo necesita tratamiento, cuanto antes lo reciba, mejor será su evolución. Los chicos bien tratados desde la infancia llegan a la adolescencia con comportamientos y desarrollos similares al resto de adolescentes. En cambio, en los no tratados, se multiplica por cinco la posibilidad de meterse en problemas, de abusar de las drogas, del alcohol, fracaso escolar, peleas….

Por este motivo, los pacientes con TDAH sin diagnóstico llegan muchas veces en la adolescencia con complicaciones añadidas, como abuso de tóxicos, fracaso escolar o problemas en la convivencia familiar. Todos estos síntomas suelen dificultar el diagnóstico de esta patología.

Muy a menudo, el adolescente con TDAH va de fracaso en fracaso y tienen la dificultad añadida de que la mayoría de los médicos no se suelen sentir cómodos con este tipo de pacientes, y específicamente de esta edad. Suelen ser difíciles de manejar y la mayoría de profesionales carecen de la formación necesaria para poder calmar sus miedos, ansiedades o afrontar su rechazo a dejarse ayudar por el médico.

En la consulta

Para empezar, el trato que escoja el profesional ha de ser el adecuado a la época madurativa del paciente. La adolescencia abarca una franja de muchos cambios, y no es lo mismo tratar con un joven de 12 años que con uno de 14 o de 18. Como se mencionaba, además, estos pacientes no suelen mostrarse colaborativos, ya que muchas veces acuden obligados por los padres.

Independientemente de su patología, normalmente se recibe el adolescente con sus padres, para que estos cuenten lo que les preocupa y el médico pueda investigar cómo es la relación familiar y el pasado. En muchas ocasiones, el lenguaje no verbal será incluso de más ayuda que lo que se cuente durante la consulta. Por otra parte, se intenta transmitir al adolescente que sus padres están preocupados por él. A continuación, se habla a solas con el paciente, con el compromiso de preservar sus secretos.

 

Padres: ¿cómo actuar?

Un adolescente recibe una media de 30 órdenes por hora, de las cuales es capaz de cumplir el 50%.Los adolescentes hiperactivos reciben hasta 3 o 4 veces más órdenes y, por otro lado, sólo son capaces de cumplir el 20%. Esto produce una sensación de fracaso, de frustración y de rabia tanto en el joven como en sus padres.

Los padres deben asumir que sólo tienen que dar una orden a la vez y dejarles tiempo para cumplirla. La educación pasa por saber cómo distribuir el trabajo, cómo poner límites, cómo premiar y de qué manera realzar cuando el adolescente hace algo positivo, lo que es fundamental para contrarrestar esta sensación de fracaso.

 

Tratamiento

El tratamiento del TDAH es semejante tanto en niños como en adolescentes. Existen varias soluciones, combinables entre ellas. Por un lado está el farmacológico, y cada vez existen más medicinas que se pueden utilizar para este trastorno. A veces, hay reticencias en los padres, por el temor a los efectos secundarios o al riesgo de que sean adictivas. Estos miedos son infundados, puesto que gracias a multitud de estudios científicos, está demostrada la seguridad de estos fármacos y que los pacientes tratados tiene mucho menos riesgo de adicción a tóxicos (drogas, alcohol, tabaco) o de accidentes de circulación que los NO tratados,. El verdadero riesgo es NO hacer nada.

Por otra parte, también existe tratamiento familiar, escolar, psicopedagógico, psicológico y, en determinados casos severos, puede incluso requerirse tratamiento psiquiátrico de las patologías asociadas. En general, da igual que el tratamiento lo proporcione un neurólogo, un pediatra o un psiquiatra. Debe ser quien esté formado para hacerlo, y todos deben colaborar entre sí para lograr el máximo potencial del paciente.

 

Psicología de un paciente con TDAH

Las personas con TDAH no tienen el mismo control de la inhibición de lo que les gustaría hacer, no miden las consecuencias, son muy impulsivas. En la adolescencia, esto les suele llevar a experimentar con todo sin medir realmente el peligro; o bien porque no piensan en él o bien porque no les importa en exceso.

Aun así, ser hiperactivo o tener déficit de atención no tiene por qué ser únicamente negativo. Suele tratarse de individuos creativos, imaginativos, que saben aportar soluciones y tener una visión distinta a la demás gente, lo que es una gran ventaja en muchos ámbitos profesionales. Se suelen atrever con situaciones que otros no se atreverían, tienen muchas ilusiones y no temen al fracaso. Muchos grandes artistas, empresarios, científicos y descubridores han tenido y tienen este perfil.